SISTEMA INMUNITARIO

Ante la inminente llegada de diversas vacunas contra la Covid 19, en la consulta de Medicina Estética de la Dra. Carmen Traseira en Córdoba nos planteamos hacer una breve reseña para informar de cómo funciona nuestro sistema inmunitario, que es la base para comprender la inmunidad que nos ofrecen las vacunas.

En el interior de nuestro organismo existe un conjunto de elementos y procesos biológicos que nos protege contra cualquier agresión interna o externa, es el sistema inmunitario. Está compuesto por moléculas y células que se movilizan a través de la sangre y el sistema linfático hacia los distintos órganos para defender al organismo frente a sustancias que considera dañinas, llamadas antígenos, ocasionando una respuesta inmunitaria.
Los antígenos son generalmente proteínas que proceden de:
Microorganismos (virus, bacterias, hongos).
Parásitos (gusanos).
Células cancerosas.
Moléculas de alimentos (clara de huevo).
Polen.

Para defendernos de cualquier agresión, lo primero que hace nuestro sistema inmunitario es reconocer al antígeno mediante las células presentadoras de antígeno que cuando detectan un invasor, primeramente lo ingieren y lo dividen en fragmentos, para después situar estos fragmentos sobre su membrana con el fin de que sean reconocidos, principalmente, por los linfocitos T cooperadores, que se activan inmediatamente liberando sustancias químicas que estimulan su crecimiento y su diferenciación en diversos tipos de linfocitos T especializados y en linfocitos B, iniciándose la fase de ataque a los antígenos dañinos.
Los linfocitos T diferenciados a partir del linfocito T cooperador son:

Los linfocitos T citotóxicos encargados de destruir los antígenos.
Los linfocito T citotóxicos de memoria que permanecen en nuestro organismo preparados para que cuando se reencuentren con este antígeno específico atacarlo y destruirlo.

Los linfocitos T supresores tienen por misión debilitar la respuesta inmunitaria cuando se haya acabado con el invasor.

Los linfocitos B al ser activados se dividen en células plasmáticas que producen anticuerpos específicos para el antígeno que los activó, facilitando su destrucción por las células inmunitarias.

LOS ANTICUERPOS, llamados también inmunoglobulinas, son glucoproteinas del tipo gamma globulina que presentan una estructura general muy semejante para todos los anticuerpos, pero una pequeña región de su ápice es extremadamente variable, lo cual permite la existencia de millones de anticuerpos, cada uno con un extremo ligeramente distinto.

El anticuerpo típico está constituido por dos unidades estructurales básicas, cada una de ellas con dos grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras de menor tamaño.
Los anticuerpos son, por tanto, un producto esencial del sistema inmunitario adquirido, aprenden y recuerdan como destruir los patógenos invasores. Los anticuerpos se encuentran en dos formas: en forma soluble: en la sangre y otros fluidos del cuerpo, y unidos a la membrana celular que está anclada a la superficie de un linfocito B.

Existen diversos tipos de inmunidad:
Inmunidad innata o natural
Es la que posee cada organismo al nacer, es inespecífica, y se produce inmediatamente ante la presencia de invasores sin necesidad de haber aprendido a reconocerlos. Participan en esta respuesta distintos tipos de glóbulos blancos o leucocitos.
Cuando un elemento dañino pretende penetrar en nuestro organismo se encuentra con unas barreras físicas que intentarán impedírselo como son:
La piel y membranas que recubren las vías respiratorias, digestivas, urinarias y reproductoras.
El moco.
La tos.
Las lágrimas.
El sudor.
Secreciones gástricas.
y con una inmunidad innata humoral compuesta por distintas sustancias como son: glóbulos blancos, el sistema del complemento, citocinas.
Inmunidad adquirida
La inmunidad adquirida o específica, es una inmunidad que aprende nuestro organismo cuando ha sido atacado por un patógeno invasor, los anticuerpos lo guardan en la memoria para destruirlo en el momento en que vuelve a aparecer. La inmunidad adquirida necesita tiempo para desarrollarse.
Los anticuerpos se denominan también inmunoglobulinas, siendo la inmunoglobulina M (IgM) el primer anticuerpo que nuestro organismo genera para combatir una infección. Dura unos 15 días y luego desaparece.
IgG tarda más tiempo en formarse tras la agresión de un antígeno pero puede  permanece durante toda la vida, es específica para cada antígeno. Existen tantos tipos de IgG como microorganismos con los que se ha entrado en contacto a lo largo de la vida. Por esta razón este es el tipo de anticuerpo más abundante en la sangre.

Cuando nos vacunamos suministramos antígenos, (preparados de diversas formas según el tipo de vacuna), del patógeno que queremos inmunizarnos para que los anticuerpos lo reconozcan y estén preparados para destruir al invasor si intenta infectarnos.

Inmunidad pasiva
Cuando los anticuerpos se han producido en un cuerpo diferente, como los anticuerpos que adquieren los bebés a través de la placenta, estos anticuerpos desaparecen entre los 6 y los 12 meses de edad.
La inmunidad pasiva también puede deberse a la inyección de antisuero, (es el suero sanguíneo que contiene anticuerpos formados por otra persona o animales), por ejemplo,  contra el tétanos.
Cuando nuestro sistema inmunitario no funciona bien puede desarrollarse distintas patologías como:

Enfermedades autoinmunes. Nuestro organismo genera una respuesta inmunitaria contra sí mismo produciéndose enfermedades como; artritis, lupus, etc.
Inmunodeficiencia. El organismo no puede generar una respuesta inmunitaria apropiada contra los microorganismos que lo invaden.
Alergia. El organismo genera una respuesta inmunitaria excesiva contra antígenos extraños, generalmente inofensivos, y daña los tejidos sanos.